Varios organismos gubernamentales chinos han propuesto un proyecto de ley pretende estructurar las experiencias pasadas de los actores públicos, al tiempo que define una pauta para el futuro del proyecto, que aún se encuentra en estado embrionario. Esta actualización también tiene como objetivo mejorar el marco jurídico del sistema. Sin embargo, el proyecto de ley no parece suponer ningún cambio importante en su desarrollo.
Sí, es cierto, desde su creación en 2014 a través de un plan sexenalEl proyecto de crédito social evoluciona lentamente y se experimenta todavía de forma fragmentaria, principalmente a nivel local.
Sin embargo, el sistema de crédito social es objeto de todas las fantasías, especialmente en el Oeste. La analogía casi sistemática con la serie distópica Black Mirror está alimentando las conversaciones en torno al proyecto, sin que los detalles del mismo sean realmente conocidos por el público en general. En un artículo de MIT Technology ReviewLa periodista Zeyi Yang intenta dar una imagen (más) precisa del sistema de clasificación chino.
Explica que desde 2014, el sistema de calificación ha sido diseñado para asignar calificaciones a las empresas y a los ciudadanos, de dos maneras distintas. La primera parte de la notación se refiere a viabilidad financiera. En efecto, la inmadurez del sistema financiero chino no permite al Estado medir la fiabilidad económica de un actor, a diferencia de los bancos y las agencias de calificación occidentales.
Según Zeyi Wang, » registra los historiales financieros de 1.140 millones de individuos chinos (y les asigna puntuaciones de crédito), así como de casi 100 millones de empresas (pero sin asignarles puntuaciones).«
La segunda parte del sistema de calificación es evaluación moral de los ciudadanos y las empresas, con el fin de garantizar que sus acciones se ajusten a las leyes del país. Este aspecto del proyecto aún no se ha completado.
Se están realizando experimentos locales, como en la ciudad de Rongchengque introdujo un sistema de puntos para sus 500.000 residentes. En 2013, la ciudad comenzó a dar a cada residente una puntuación de crédito personal básica de 1.000 que pueden ser influenciados por sus buenas y malas acciones. Pero todavía no se ha implantado ningún sistema similar a escala provincial o nacional.
En cuanto al uso de las nuevas tecnologías por parte de las autoridades chinas para llevar a cabo este proyecto, es mínimo. El proyecto se basaría principalmente en el desarrollo de bases de datos digitales.
Según se informa, herramientas como la inteligencia artificial, los algoritmos y la cadena de bloques (blockchain) sólo se utilizan de forma marginal en la actualidad. Además, Grandes empresas tecnológicas chinas sólo tendría una participación periférica en el proyecto gubernamental.
En contra de la creencia popular, el crédito social chino sigue siendo una iniciativa inmadura, de baja tecnología y local. Pero hay que seguir de cerca su evolución (y en particular las consecuencias del reciente proyecto de ley), para que no se convierta en una herramienta de control total de la población, en particular disidentes políticos.
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