Al parecer, Kazajstán, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos han aumentado su demanda de chips avanzados, mientras que sus exportaciones a Rusia han aumentado proporcionalmente. Está surgiendo un patrón de elusión de las sanciones occidentales por parte de Moscú, mientras en Bruselas aumentan los debates para mejorar su aplicación.
Los chips avanzados siguen llegando a Rusia a través de terceros Estados
El 25 de febrero, al día siguiente del primer aniversario de la agresión rusa contra Ucrania, la Unión Europea adoptó su décima serie de sanciones. Un total de 1.473 personas y 205 entidades están sujetas a la congelación de activos y a la prohibición de inversiones por parte de empresas europeas. El Consejo Europeo afirma que adopta estas medidas para » debilitar la base económica de Rusia, privarla de tecnologías y mercados críticos y reducir significativamente su capacidad de hacer la guerra». «
Los semiconductores más avanzados, tecnología de doble uso por excelencia, figuran obviamente en la lista de productos cuya exportación a Rusia ha sido prohibida. Bloomberg señala, basándose en cifras de Trade Data Monitor, que entre 2017 y 2021, las exportaciones de chips y otros circuitos integrados a la UE, Estados Unidos, Japón y Reino Unido fueron de 163 millones de dólares al año, para 2022 esta cifra se ha reducido a 60 millones de dólares.
Este descenso parece dar fe de una buena aplicación de las sanciones adoptadas, sin embargo hay un «pero». Al parecer, las exportaciones de semiconductores de otros países se han disparado. Kazajstán envió a Moscú el equivalente a 3,7 millones de dólares en componentes, frente a los 12.000 del año anterior. También se observó una explosión de las exportaciones de Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Serbia, Armenia y Uzbekistán, por no hablar de China.
Bruselas quiere mejorar la aplicación de sus sanciones
Según un diplomático europeo entrevistado por los medios de comunicación estadounidenses, la Unión Europea tiene más dificultades -que Estados Unidos, por ejemplo- para aplicar sus sanciones. A diferencia del Tío Sam, Europa no dispone de una oficina única para este fin ni de las herramientas para hacerlo. La Comisión se limita a orientar y supervisar su aplicación, pero eso no basta, in fineCorresponde a los Estados miembros aplicarlas. Y su aplicación depende de la voluntad política del país, a menudo ligada a sus intereses económicos. Si bien la economía y la producción militar rusas se han visto perturbadas, algunos sectores, como la industria de chips, han logrado eludir las medidas.
Poco antes de la publicación del décimo paquete de sanciones, Wopke Hoekstra, Ministro holandés de Asuntos Exteriores, lamentaba: » Actualmente disponemos de muy pocos medios en la UE para analizar, coordinar y promover nuevas sanciones «. Según EuractivA finales de febrero, los Países Bajos publicaron una propuesta de » enviar una señal clara a las personas y entidades de terceros países. Proporcionar apoyo material a la base industrial militar y de defensa de Rusia tendrá graves consecuencias para su acceso al mercado de la UE…».«. Varios de los Estados miembros más importantes del continente, como Francia, Alemania, Italia y España, habrían manifestado su interés por la propuesta.
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